YSLEM HIJO DEL DESIERTO: «NOS OLVIDAMOS DE LAS VÍCTIMAS Y FUE UN ERROR GRAVE»

Yslem Hijo del Desierto

Cuando escucho “…una lágrima se escapa… ¡no más minas!”, se me estremece hasta la respiración y miro cómplice a mi compañero, porque sé bien lo que los dos sentimos. Recordamos al tiempo cuando Yslem y Sanez empezaron a cantar en el concierto de cierre de la manifestación estatal por el Pueblo saharaui en Madrid. Al grito de “Dales Voz a Las Víctimas”, el público coreaba una letra que se estrenaba allí por vez primera. Ya está completa la canción, las voces, los arreglos musicales y el vídeo. “PAN PARA HOY”, el grupo musical de Yslem Hijo del Desierto, con Sanez el Sama, Kris T. y Da Weeda, denuncian así, a ritmo de hip hop, que “en el muro hay diez millones de razones para no cruzarlo”.

Escribí esta canción para Dales Voz a Las Víctimas -asegura Yslem Hijo del Desierto-porque me gusta el proyecto, me gusta cómo trabaja la plataforma y creo que es un deber, así que ese es mi granito de arena para ayudar a las víctimas. Tanto mis compañeros de PAN PARA HOY como yo, siempre estamos para la causa y más aún cuando se trata de las víctimas de minas.

Sanez el Sama

Lo hemos dicho cada vez que Yslem Hijo del Desierto la canta. Muchas víctimas conocen su canción y queremos que llegue a todas. Quizá sea este vídeo que hoy presentamos la herramienta que permita difundir más allá de nuestras fronteras un mensaje a su favor, en el lenguaje del arte más puro, en ese que todo el mundo entiende porque cala. Cierto que la escribió para nosotros, pero también para todos y todas los saharauis, porque Yslem quiere enviar en ella su mensaje, alto y claro, con la transparencia y la nitidez de sus frases que engloban deseos, promesas, gritos y lamentos. Y así lo dice: El mensaje es muy claro. Es cierto que todos los saharauis somos víctimas de la ocupación marroquí y del exilio derivado de ella, pero dentro de nuestro pueblo hay varios tipos de víctimas y entre ellos, están los mutilados. Creo que desde que a acabó la guerra, con la firma del Alto el Fuego, se emprendió una carrera en busca de oportunidades en el extranjero y muchos hemos tenido opción de salir fuera a buscarnos la vida, pero nos olvidamos de las verdaderas víctimas, las víctimas de las minas y de la guerra. Este es un error grave que cometimos todos los saharauis, porque hay víctimas de esa guerra y, posteriormente, también de esas minas, que han quedado en manos de Dios. Por eso, debemos dar una mirada atrás y recordar que, en realidad, no todos hemos tenido las mismas posibilidades…

Va más allá lamentando esa condena al silencio y al olvido que nunca fue intencionada, pero fue. Ellos no pudieron entrar en la competición que surgió entre nosotros a ver quién tenía oportunidad de salir… Hay víctimas que lo han dado ya todo, toda su vida por la verdadera competición, la de liberar nuestra tierra, pero hasta cierto punto nos olvidamos de ellos. Existen madres y viudas, que sus hijos o maridos han dado su vida por la causa, dejándolas a ellas y a sus hijos en nuestras manos, al igual que los mutilados de minas, que han quedado incapacitados por estar en campo de batalla o continuar con sus vidas con normalidad por pisar una mina. El deber de todos es saber que por cada mina que amputa un miembro a un saharaui, todo el pueblo queda mutilado.

Y es él también quien rompe esta vez una lanza en favor de las víctimas y aboga por un apoyo directo a ellas, por una conciencia que permita trabajar y remar en una misma dirección, la de ellos, la de incorporarles plenamente a la sociedad saharaui como merecen. Debemos ser más conscientes -concluye Yslem Hijo del Desierto- y dar todos de nuestra parte para poder ayudar a mejorar la vida de las víctimas y sus familias, padres, madres e hijos de la revolución.

Aquí os dejamos con su canción, en las voces del PAN PARA HOY fundidas en las imágenes de Joaquín Tornero. Ya no hay gracias, Yslem, Sanez… Ya hay sólo vamos a seguir adelante hasta la victoria final.

https://www.facebook.com/l.php?u=https%3A%2F%2Fwww.youtube.com%2Fwatch%3Fv%3DN2GqPRwFt6Y&h=NAQHnskCg

© Elisa Pavón

Fotografías © Joaquin Tornero