Dales Voz a Las Víctimas

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TRAMPOLINES A OTRAS VERDADES

DSC_0066No creas que esto resulta fácil… Difundir la causa saharaui en México es labor ardua, por cuanto a los mexicanos les sangran las heridas a borbotones y es digno de reconocer que hacen esfuerzos por abrir sus mentes para dejar paso al conocimiento de otras tragedias distintas a la suya, que ya de por sí es bastante, muy cruel y extremadamente dolorosa. Veo desde hace días cómo mencionar la República Árabe Saharaui Democrática en este país siembra semblantes de impotencia y rabia, al tiempo que extiende por doquier manos solidarias espontáneas. Es realmente emocionante escuchar sus palabras de amistad y compromiso, así como sus mensajes de fraternidad con el pueblo saharaui, con el que los mexicanos, a pesar de la distancia, comparten Historia, tradición y cultura.

Un pueblo que sufre hoy en sus carnes la violencia más extrema, la ingobernabilidad más inconcebible y la impunidad más absoluta. No hay rostros de sorpresa ni compungidos gestos de rechazo ante imágenes violentas, porque ya viven inmersos en una dinámica de muerte y desesperación que apenas causa más que indignación. Pero sí hay empatía y mucha. Marruecos viola sistemáticamente los Derechos Humanos de los y las saharauis, está demostrado y cada día hay pruebas y más pruebas que ameritan y justifican la acción internacional para exigir al Consejo de Seguridad de la ONU que incorpore competencias de observación y vigilancia de los derechos humanos en el nuevo Mandato de la MINURSO, que está por renovarse. Los Derechos Humanos de los mexicanos también merecen una inmediata acción internacional, que ayude a poner a salvo a las personas de un sistema que les pasa por encima sin pedir permiso ni encomendarse más que al dinero… Sí, efectivamente, México y el Sáhara Occidental comparten mucho más de lo que imagináis. Es por ello que es factible unir y aprovechar sinergias para lograr combatir a los enemigos más complicados: el silencio mediático y la propaganda contraria.

DSC_0112Cuando nos juntamos en estos actos tan diversos que se organizan en el marco del Festival ARTSahara México, el intercambio de informaciones y opiniones enriquece aún más la Causa y fortalece las raíces del convencimiento de que sólo la sociedad civil unida podrá hundir las injusticias que pretenden acabar con ellos. Y es lo mismo que hablemos del Sahara o que nos enfoquemos al propio México, al final, la conclusión siempre es la misma: Las personas individualmente tenemos una fuerza bruta que desconocemos, que se convierte en marea impulsada por los sentimientos del basta ya y del queremos paz, cuando salen directamente del no poder más. Esa fuerza individual hecha colectiva, alcanza metas impensables si le añades un trampolín de expresión artística. El arte permite apelar a la sensibilidad, despertar sentimientos que toda persona lleva dentro -aunque no les preste atención- y movilizar conciencias respecto a realidades que no necesariamente se presentan de una manera explícita.

DSC_0079En México las familias de las víctimas bordan pañuelos blancos con letras rojas para contar historias del horror, liberando así las toxinas del odio y dejando paso a la esperanza, con el convencimiento de que de esa labor terapéutica debe surgir conciencia social. Otros mexicanos nos hacen flores para sustituirlas por las minas que infestan los alrededores del Muro Marroquí en el Sahara Occidental, ahondando en la idea de que la paz es el único camino directo a la victoria en una y otra causa. Conocí aquí a Normahilda Castañares, una mujer de bandera, cineasta y artista por los cuatro costados. Ella presentará en el Festival una obra hecha con 60 balas auténticas para poner de manifiesto que la violencia sólo engendra violencia y que el camino es ir “Convirtiendo las armas en arte”. Enfoque 100% humano. Su orgullo patrio fluye de ella con la misma intensidad que emana la impotencia de ver cómo y cuánto sangra el pueblo mexicano. “60 muertos menos”…

La rebeldía que hoy me invade me grita que grite mi rabia de ver tanto sufrimiento por un lado y tanta indiferencia por otro. Criminalizar a las víctimas, saharauis o mexicanas, es lo que resulta más fácil para las sociedades incapaces de enfrentar el miedo. Al amparo de manidas frases como algo habrán hecho o a saber en qué andarían metidos es un recurso demasiado barato para que cueste tantas vidas humanas. Y es que en México hasta la naturaleza se cabrea. La tierra tiembla, el cielo se deshace en granizo que siembra la primavera de blanco y el Sol se bate en duelo con las nubes abriéndose camino para despedirse como sólo él sabe. Son causas y víctimas que no deberían continuar así, silenciadas y ocultas al mundo, pendientes de que se produzcan reacciones en estas sociedades tan pasivas…

©Elisa Pavón


2 comentarios

  1. Nori Cas dice:

    Gracias Elisa, hermana en la lucha por la justicia; gracias por este artículo que tan hondo ha calado en una emoción que me lleva hasta las lágrimas. Admiro mucho tu lucha, tu compromiso franco y valiente con las víctimas y la causa Saharahui. El dolor profundo de esos seres marginados, desplazados, heridos, se clava en el pecho como mío propio y se une a la inmensa tristeza de ver a mi país destrozado por el crimen, la violencia, la impunidad y la corrupción. Seguiré adelante con la rebeldía, gritando contigo de rabía por la injusticia y el sufrimiento. Y aunque mi cuerpo ya no tenga fuerza para la lucha física, lucharé por medio del arte y trataré de convertir todas las armas que pueda conseguir en algo que ya no sirva para matar. Normahilda

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